Compartir la comida con la familia/amigos suele ser una actividad placentera y en la mayor parte de las culturas es la base de las celebraciones y actos sociales. Esta experiencia se convierte en un acto disruptivo si tenemos un niño/a con desafíos en la alimentación. Entonces las horas de comida se convierten en algo caótico y estresante tanto para el niño/a como para los cuidadores.
Antes de adentrarnos en los desafíos es importante diferenciar bien los siguientes conceptos para entender el proceso de alimentación:
Alimentación, Nutrición y Alimentarse.
- Alimentación: Actividad básica y necesaria para el ser humano ya que permite la supervivencia así como el crecimiento y desarrollo del individuo. Esta actividad está relacionada no solo con la ingesta de alimentos sino con la experimentación de distintas sensaciones en el momento de alimentarse.
- Nutrición: Es el conjunto de acciones que el organismo realiza para transformar y asimilar las sustancias nutritivas contenidas en los alimentos: digestión, absorción, utilización, eliminación.
- Alimentarse es un proceso de interacción entre el niño y su cuidador en el cual se asegura un equilibrio nutricional y se procesan experiencias sensoriales y emocionales que apoyan el desarrollo de las habilidades físicas, cognitivas y afectivas. Es a través de este proceso de interacción que se le presenta al niño el que le permite participar exitosamente en una variedad de ocupaciones.
La actividad de comer consta de un proceso complejo en el cual un importante número de circunstancias pueden interferir en el desarrollo oral-motórico y en sus conductas alimenticias.
Está claro que los desafíos en la alimentación pueden proceder de múltiples factores (alteraciones físicas, neurológicas, sensoriales, emocionales…). Incluso las creencias, el entorno, contexto o hábitos y rutinas establecidas pueden influir. Estos inhiben su voluntad y capacidad para aceptar nuevos alimentos. Por eso, lo más importante será detectar que está ocurriendo en cada caso individual.
Desde mi visión como terapeuta, formando parte del conjunto de profesionales, será necesario evaluar las condiciones y factores que están influyendo que un niño no coma bien. De todas las actividades de la vida diaria básicas, ninguna sustenta tanto la vida como el comer y autoalimentarse independientemente.
Desafíos alimentación
¿Qué nos dice la evidencia?
Se estima que los trastornos de alimentación afectan entre el 20 al 80% de los niños de todo el mundo, siendo mayor en niños con problemas familiares, y están asociados con alteraciones en el desarrollo. De los niños con inapetencia o cualquier otro problema de alimentación, aproximadamente el 25-45% tiene un desarrollo normal y hasta un 80% de estos tendrá un retraso en su desarrollo. Los diferentes estudios han sugerido que sólo un 16-30% de los casos de problemas de alimentación son orgánicos.
Conclusión
En el ámbito de la atención pediátrica, las dificultades en la alimentación son uno de los problemas que se encuentran con mayor frecuencia (Clawson, et al, 2008; O’Brien et al., 1991).
La alimentación y comer son actividades básicas que tiene lugar todos los días en nuestra rutina diaria. Es una actividad que se da en numerosos entornos/contextos que para lactantes y niños incluye a los familiares y cuidadores como parte importante del proceso. Por eso, será clave el acompañamiento profesional para mejorar el desempeño.
Puedes contarme aquí a qué desafíos en la alimentación os enfrentáis en vuestro día a día.
“La alimentación va mucho más allá que el simple hecho de comer”
“La alimentación va mucho más allá que el simple hecho de comer”
Ana Belén Mora.